miércoles, 17 de agosto de 2016

De las dunas de arena a las de oro I

Después de ser libre vagué y vagué por las calles sin saber a dónde ir ni que rumbo tomar. Era un desdichado al que no quería nadie cerca suya, mi presencia hacía que todos se apartaran de mi; como si tuviese una extraña enfermedad. Esto no me hacía sentir solo, pues siempre había vivido en soledad; no era nada nuevo.
Caminando entre los estrechos callejones para resguardarme del caluroso sol del desierto me topé con un anciano vagabundo, este me dijo:

"¿Estás perdido chico?"

"Nah, solo pasaba por aquí viejo. Hmmm..."

Miré hacia todos lados y le quité su hoya llena de monedas de cobre y salí corriendo.

"¡¡Espera!!" gritó el anciano "¡¡No hace falta que me lo quites todo, podemos compartirlo!!"

Me detuve y miré atrás desconfiando, pero en el fondo algo me decía que parase.

"¿Y bien viejo? ¿Por qué debería detenerme y darte esto que ahora es mio para compartirlo y quedarme solo con la mitad?"

"Jeh, el mero hecho de que te hayas parado significa que hay algo dentro de ti que quiere devolvérmelo. Por lo cual, puedes quedártelo"

"¡¿Qué?!" Le miré incrédulo y con un poco de ira, ya que pensé que me lo estaba dando porque le daba pena "Pero si es suyo, ¿por qué me lo da? Seguro que usted lo necesita también. ¡No soy alguien como usted que necesita limosna! ¡¡Puedo conseguirme el dinero solo, toma quédate tu limosna!!"

No sé que había dentro de mi que me hizo devolvérselo, ¿orgullo tal vez? Sólo sé que se lo di sin ningún problema pensando que podría coger más de otro lado, de <alguien con más dinero que ese pobre anciano.

"¿Te has dado cuenta?" Dijo entonces el anciano mirando al suelo.

"¿Que si me doy cuenta de qué? Ya estás delirando viejo, mira me voy" Me giré para dispuesto a seguir mi camino y entonces prosiguió hablando solo.

"Me lo has dado no por parecer amable, sino por el orgullo de hacer ver a los demás que no necesitas nada de nadie que quiera dártelo. Cosa que te llevará a tu perdición chiquillo."

"¿Eh? ¿Pero de qué me hablas? ¿Crees que necesito tu punto filosófico de la vida porque me ves como un ser inferior a ti? !Muérete ya viejo¡"

Marché de allí muy enfadado por lo que me dijo ese anciano, no tenía sentido que me soltara esas palabras tan de repente. Pero me estuvieron dando vueltas todo el día, al rato me di cuenta que no tenía sentido nada de lo que me dijo. Así que dejé de pensar en ello; aunque si tengo que reconocer que soy demasiado orgulloso o era... 

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